Mario Sironi (1885-1961)

La catedral de

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Mario Sironi (1885-1961) - La catedral de

Características

La catedral de

Artista:  Mario Sironi (1885-1961)

Tiempo:  Contemporáneo

Descripción

Diluido marcas gouache, tinta china y lápiz sobre papel. A dibujo a lápiz verso de "figura". Opera presentada por la Asociación para el apoyo y la promoción de la figura y obra de Mario Sironi. Hoja de datos adjunta. Marco con vidrio.

Tamaño de marco (cm):
Altura: 40
Ancho: 40

Dimensiones del trabajo (cm):
Altura: 20
Ancho: 20
Profundidad: 5

Con certificado de autenticidad

Información adicional

Artista: Mario Sironi (1885-1961)

Nacido en Sassari el 12 de mayo de 1885, Mario Sironi completó su formación en Roma, donde la familia se había mudado al año siguiente de su nacimiento, tanto que "se consideraba más que nada romano, y también tenía acento romano". Su adolescencia estuvo marcada no sólo por las sugerencias de la Ciudad Eterna, sino también por las lecturas apasionadas (Schopenhauer, Nietzsche, Heine, Leopardi, los novelistas franceses) y por el estudio de la música, sobre todo de Wagner, que tocaba al piano. con su hermana mayor Cristina, futura concertista. En 1902 se matriculó en la facultad de ingeniería, pero al año siguiente le sobrevino una crisis depresiva, primer síntoma del malestar existencial que le acompañaría toda su vida. Abandonada, pues, la universidad y animada por el juicio positivo del viejo escultor Ximenes y del puntillista Discovolo, Sironi se dedica a la pintura, asistiendo a la Scuola Libera del Nudo en via Ripetta y al estudio de Balla. Aquí conoce a Boccioni (quien, a pesar de algunos momentos de incomprensión, se convierte en el amigo más cercano de su juventud), Severini y otros artistas. También comenzó a realizar ilustraciones, dibujando tres portadas para "L'Avanti della Domenica" y, en 1905, participó por primera vez en una exposición. En el mismo período Sironi comenzó a realizar sus primeros viajes: en 1906 a París, donde también se encontraba Boccioni; en 1908 en Erfurt, Alemania, donde también regresó en 1910-1911, como huésped del escultor Tannenbaum. Los diarios y las cartas de Boccioni nos informan de las recurrentes crisis depresivas de Sironi, que lo llevaron a encerrarse en casa, sin ver a nadie, concentrado obsesivamente en dibujar. Pero también revelan su profundo amor por los clásicos, al igual que los manifiestos futuristas piden la destrucción de los museos. A partir de 1913, inspirado por la obra de Boccioni, se acercó al futurismo, que sin embargo interpretó a la luz de su incesante investigación volumétrica. En 1915 se trasladó brevemente a Milán, donde colaboró con la revista "Gli Avvenimenti" y entró en el núcleo del futurismo. Al estallar la guerra se alistó en el Batallón de Voluntarios Ciclistas, en el que también estaban Boccioni, Marinetti, Sant'Elia, Funi, Russolo, y en diciembre firmó el manifiesto futurista L'orgoglio italiano. Estuvo al frente hasta 1918, cuando fue trasladado a la Oficina de Propaganda, donde colaboró con Bontempelli en la revista de trincheras "Il Montello". De regreso a Roma en 1919, participó en la Gran Exposición Futurista Nacional, exhibiendo quince obras principalmente sobre el tema de la guerra. A estas alturas, sin embargo, las sugerencias metafísicas prestadas de Carlo Carrà y Giorgio De Chirico impregnan su pintura. En enero de 1920, con Achille Funi, Leonardo Dudreville y Luigi Russolo, Sironi firmó el manifiesto futurista Contra todos los retornos a la pintura, que a pesar de su título ya contiene muchos ejemplos del futuro Novecento Italiano. Además de la pintura, Sironi siguió dedicándose al dibujo y la ilustración: desde 1922 hasta el 25 de julio de 1943 fue el ilustrador principal de Il Popolo d'Italia, el periódico de Benito Mussolini en el que desde 1922 hasta 1926 hizo caricaturas muy pesadas de los anti -fascistas de la época. En diciembre de 1922 fundó con Anselmo Bucci, Gian Emilio Malerba, Pietro Marussig, Ubaldo Oppi y nuevamente con Dudreville y Funi, el Novecento Italiano, el movimiento que aspiraba a un "clasicismo moderno", es decir, una forma clásica, desprovista de pictorialismos del siglo XIX, filtrados a través de una síntesis purista. En 1924 Sironi participó en la Bienal de Venecia con el grupo Novecento. Hacia la década de 1930 su pintura abandona el claro signo de la primera época del siglo XX y atraviesa un período expresionista, caracterizado por una aproximación a la figura y por una violencia de la pincelada que desorienta a la mayor parte de la crítica. Durante la década siguiente se dedicó cada vez más a la gran decoración, dejando de lado el cuadro de caballete, que ya consideraba una forma insuficiente. La pintura mural, para él, no era sólo una técnica, sino una forma radicalmente distinta, antigua y clásica, pero también nueva y fascista, porque, como él mismo afirmaba, "social por excelencia" de pensar el arte. Toda la década lo vio inmerso en una serie de obras monumentales, en las que, superada la efervescencia expresionista, adoptó una composición multicéntrica, a menudo en cuadrados, regida por una espacialidad y una perspectiva prerrenacentistas. En septiembre de 1943 Sironi se unió a la República de Salò, siguiendo la evolución de los acontecimientos con creciente angustia. El 25 de abril también corría el riesgo de recibir un disparo: detenido en un puesto de control de Milán por una brigada guerrillera, lo habrían matado si Gianni Rodari, que formaba parte de la brigada y lo había reconocido, no le hubiera firmado un pase. Sin embargo, no dejó de trabajar, pero en los últimos años se negó polémicamente a participar en las Bienales de Venecia, mientras continuaba exponiendo en Italia (Milan Triennale, 1951; Rome Quadrennial, 1955) y en el extranjero (exposición itinerante en los Estados Unidos). Unidos, con Marino Marini, en 1953). También realizó escenografías y vestuario para diversos teatros. Mientras tanto, su salud se deterioró, también debido a la aparición de una artritis progresiva y murió en Milán el 13 de agosto de 1961, a causa de una bronconeumonía.

Tiempo: Contemporáneo

Contemporáneo